domingo, 9 de agosto de 2009

LOS RUMORES DE UNA MUERTE PANFLETEADA

Los dedos ya no me alcanzan para contar los días que han transcurrido desde el episodio del primer rumor; no logro caminar tranquilo sin sentir la zozobra y la intranquilidad que los culpables sienten luego de cometer un delito; aunque en este caso, sea yo el culpable de ninguno.
He perdido las ganas de esforzarme intentando contar las historias como cuando se melodramatizan por flojas o poco interesantes. Es por eso que he querido hoy mostrar con letras, palabras y oraciones apesadumbradas sacadas de las tripas, lo que en una tierra de machos y hembras machistas, le toca vivir a un hombre que conversa, camina y de vez en cuando fornica con otros hombres.
Siempre he sido un mortal de decisiones tomar; de decir las cosas tal cual suenan, con cada una de las letras que componen la palabra en cuestión, independientemente de lo intranquilo o movido que pueda quedar quien las escuche… esa es mi única maldita virtud, pero si hoy por hoy me preguntan algo tan sencillo como si soy o no maricón, lo negaré no tres como lo hizo el discípulo de vuestro señor Jesucristo, sino cien como solo a mi se me puede ocurrir hacer.
Y es que no logro imaginar que tan intranquilos puedan estar, los que como yo, se ven en la obligación de esconderse semanalmente con algún otro de su mismo género, en un cuarto de motel barato y discreto, de algún lugar discreto y más discreto de una ciudad histórica, hermosa, pero que también históricamente demuestra una seguridad que finaliza al devolverle la cámara fotográfica robada al extranjero, o la publicación del asesinato de algún italiano en algún diario del país; pero particularmente, esta alma poco ortodoxa y poco conservadora, padece de la paranoia más demente y alocada que ser humano alguno haya padecido en la historia de la humanidad.
Vivo aterrorizado con el rugir de las motocicletas que a mis espaldas,- mientras camino rumbo a mi hogar ubicado en la periferia-, parecen leer el testamento que aún no he escrito. Aterrorizado doblemente por las noticias que hablan de asesinatos de personas que nunca tendría la más mínima intención de conocer… aterrorizado en grandes proporciones simple y llanamente por ser homosexual.
Tengo el ansia de la juventud y siento que por la brevedad de la vida, debería tener el derecho de vivirla a mi antojo; pero son los panfletos y los rumores de muertes injustificadas –aunque hayan advertido que los homosexuales también llevarían del bulto- las que me impiden desenvolverme libremente en un país social y democrático, en un país cuyo presidente jura garantizar todos los derechos a sus habitantes, pero que curiosamente se cruza de manos ante situaciones como las que estamos viviendo actualmente todos los habitantes del país neo granadino.
Por las noches mientras duermo, sospecho el ruido de las balas cruzando cerca de mis oídos, y día tras día aproximo cada vez más, la antes lejana sensación de muerte. Siento que morir está dentro de las posibilidades de todos, justos o culpables, niños o ancianos, hombres o mujeres, homosexuales o heterosexuales; aunque como dije antes y no siento redundante –los homosexuales podrían también llevar del bulto- ellos en particular, por haber nacido padeciendo de la enfermedad culpabilizadora y heredada de los sodomitas que tanto mencionan las sagradas cristianas escrituras.
Y es que no quiero dar a creer que los sujetos aquellos muertos en el barrio llamado Olaya Herrera, pertenecían a este gremio llamado el “de las locas”, pero si el comandante Mena Bravo (Jefe de la Policía Nacional de Cartagena “La Heroica”) no esclarece verdaderamente las causas que llevaron a las víctimas del crimen a finalizar los últimos instantes de su vida, no en la paz de su morada, sino con los ojos desorbitados mirando hacia un infinito inalcanzable y bañado en el propio jugo de su sangre, no podría yo entonces dejar de colocar tal posibilidad sobre la hoja en la que escribo y a un lado del tintero de la impresora que materializará este documento.
Llegó la hora de encomendarnos todos y cada uno a nuestros propios santos, de aprovechar nuestra cercanía con aquella visera sangrante y milagrosa a la que llaman sagrado corazón de Jesús y suplicar cada quien por su propia seguridad, para que en el mejor de los casos, salgamos heridos en un brazo y tengamos la posibilidad de echar el cuento a los periodistas de los periodiquillos amarillistas que hoy por hoy hacen sus domingos y feriados apunta de ganchos publicitarios insensibles.
Ya la guerrilla, los Paramilitares, las Autodefensas y todos aquellos grupos que en el pasado veíamos por la televisión, pasaron de un día para otro de ser la noticia que importaba a todo un país, a convertirse en la noticia que solo a los directamente afectados interesa. Y es que es comprensible, si cada quien tiene la responsabilidad vital de corregir a punta de brochazos y manotones el riesgo de convertirse en la próxima victima de los lentes de los periodistas gráficos de la ciudad, que ansiosos por obtener la primicia, insensibles son capaces de fotografiar la inhumanidad de un cuerpo en rigor.
¿Y que hay con los homosexuales? ¿Cuales son las velas que tenemos en este entierro? ¿Somos potenciales victimas de masacres sanguinarias, por haber transmitido alguna peste en la humanidad? Bueno… los más afortunados están quizá camuflados detrás de un saco impecable, unas uñas barnizadas y maricurizadas… perdón manicurizadas y una esposa que, como decimos en la costa, tapiñe todas sus mariconerias. Porque nosotros mientras tanto, los que vivimos en los focos mismos de este flagelo inhumano y desgraciado – apegándonos etimológicamente al significado de esta última palabra –, los que no sacrificamos la digna existencia de una inocente mujer y decidimos vivir una vida definidamente homosexual, somos quienes debemos retozarnos la existencia en algún juego de la oca al que algunos delincuentes urbanos de la ciudad Heroica se les ocurrió poner sobre la mesa.
No quiero entre líneas insinuar con esto que pertenezco al grupo de homosexuales que exhiben su condición asemejando su presencia más hacia lo femenino que a lo masculino, solo que existen hombres como yo, que siendo homosexuales “de closet” podríamos como el caso de los sujetos de Olaya, pasar como “asesinados por ajuste de cuentas” tal cual lo propone el comandante Mena.
Es por eso que reafirmo mi respuesta; si me preguntan hoy por hoy sobre la verdad de mis inclinaciones sexuales, el ciento por ciento de las posibilidades apuestan hacia una negativa inminente; no porque me apene de mi condición, ni porque aberración alguna sienta por aquellos que cepillo y secador en mano nos hacen evidentes en la sociedad y nos estigmatizan como trabajadores de peluquerías. Sino que, prefiriendo una vida medianamente decente, en un país de oportunidades limitadas, apuesto por negarme públicamente ante la sociedad, mientras tenga la posibilidad de escribir abiertamente a través de este tipo de ensayos.
No queremos pertenecer a un juego donde desde el inicio tenemos enteras las posibilidades de salir perdedores...... Amén
Christian Howard
editor
Colectivo Calleshortbus
Por una Heroica Abierta a las Disidencias

4 comentarios:

Orlando Deavila Pertuz dijo...

Bastante conmovedora tu experiencia. Todos los que de alguna manera pensamos distinto, por nuestras inclinaciones sexuales o politicas, hemos tolerado esta amarga sensación de saber que en cualquier momento uno tambien "llevará del bulto". No obstante, debo disentir contigo tan solo en algo: haciendo mi maximo esfuerzo por comprender tu panorama, debo decirte que las batallas en contra de la intolerancia nunca seran ganadas escondiendonos de tras de fachadas. Si los negros en los Estados Unidos hubiesen admitido el rol que una sociedad profundamente racista les habia asignado, la lucha por los derechos civiles hubiese sido un imposible. Quizas para ellos era mucho mas dificil disfrazar su condición. Sea por lo que sea, adelantaron su lucha, pagaron su precio, y hoy el mundo, es radicalmente distinto.

CsBus dijo...

Anónimo dijo...
Huy!!! espectacular, este blog me encanta. Ya n@s hacia falta. Como diria una colega plenamente reconocida. Esto está de UTU-TUI

Anónimo dijo...

Es lamentable como la libre determinacion es cortada de raiz a traves de la intimidacion y la persecucion soterrada. Continuen con sus propias determinaciones sin importar las consecuencias.

territoriosdeesperanza.blogspot.com

el gato cartagenero dijo...

yo al igual que el colega que escribe este ensayo me toca esconderme entre las sombras de la sociedad... no es facil salir... en realidad no!!... afortunadamente ya se ha opacado este tema... pero en algun momento vuelve con ese furor de hace un tiempo y nos veremos afectados nuevamente... muchas victimas... hasta cuando?... cual sera la solucion a tanta intolerancia con nosotros?... necesitaremos la ayuda de un politico o algo asi?... por que aqui lo que no este escrito no vale.... mientras tanto solo nos queda esperar.. y esperar