La noche fue adecuada y la coyuntura con las festividades de la independencia por un lado fueron favorables, por otras no tanto, sin embargo en términos generales se puede decir que la colaboración efectiva y afectiva de la directora del IPCC (Gina Ruz Rojas) fue importante y decisiva tanto en la preelaboración de la propuesta en compañía de Wilson Castañeda, como en el desarrollo y en las reacciones que posteriormente se tejieron alrededor del evento.
No obstante Calleshortbus debe ser enfático en algunas apreciaciones y por supuesto dar su colectiva opinión en relación a tan importante evento; pues la importancia radica en que para todos los colectivos LGBTI de la ciudad la fecha sería histórica y definitivamente marcaría vidas y pensamientos.
En primera instancia, y esperamos sea tenido en cuenta el siguiente comentario para posteriores experiencias, hay que admitir que de alguna manera –y esto dicho sin ánimo de criticar negativamente a los organizadores- la publicidad fue engañosa, pues durante todo el preámbulo del evento se habló de marcha de la diversidad sexual, sin embargo la población se distrajo observando un hermoso desfile.
Las hermosas trans que adornaban las carrozas, tal cual como lo dijo Wilson Castañeda en la tarima donde se firmaría el pacto de la diversidad sexual, mostraban su disidir de una hegemonía heterosexual mientras trasgredían la realidad de los géneros preestablecidos por una sociedad misógina; olvidando quizá, el morbo con el que la población civil de la ciudad heroica, en plenas fiestas novembrinas, asistió a la ya pre-tergiversada marcha. Tal cual lo propusimos en la reunión de rendición de cuentas con
De esa marcha esperábamos a una comunidad disidente activa, pujante, festiva pero con ganas de exigir lo que tantas veces se les ha negado. Una población LGBTI protagonista de sus procesos de reconocimiento y por supuesto orgullosa de una condición que para nada es vergonzosa. Esperábamos masividad de lesbianas, gays y bisexuales vestidos de suéter blanco, con pancartas y gritando insignias de sana protesta.
Esperabamos mamás, amigos, primos, hermanos que en una sola voz gritaran pidiendo el respeto a sus seres queridos. Esperábamos fotos y mensajes alusivos a los muertos por crímenes impulsados por la homofobia.
Esperábamos a unas trans cotidianas, sin tanto maquillaje, lentejuelas o plumas; que todo esto se dejara por ese día en las butacas y que se mostraran civiles y corrientes, hermosas desde la sobriedad y enseñando a la población expectante, que las trans son más que lentejuelas plumas y maquillaje.
Aplaudimos fuertemente la actitud desafiante y orgullosa con la que Claudia Ayola gritaba una insignia, que aunque a nuestro parecer no era la más adecuada, demostraba un genuino interés por hacer valer los derechos de los disidentes sexuales que se atrevieron a poner la cara en el desfile; y finalmente agradecemos la participación de toda la población civil que se agolpó a las calles del Getsemaní y aplaudió lo que para ellos era una muestra folclórica acuñada a las festividades de la independencia de Cartagena de indias, negras y travestis.
Christian Howard
2 comentarios:
Gracias por pasar. Veo que tienen harta información, redactan harto en relación a su contexto local y veo también que se han hecho actividades vinculadas al tema GLBT.
Me parece muy bien, mucha cuerte al colectivo.
Saludos desde Chile.
Gracias y esperamos que nos sigas visitando para intercambier info.
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