martes, 24 de agosto de 2010

REFLEXIONES SOBRE UNA SABIA REFLEXIÓN

Ya está suficientemente claro que en lo que a historia se refiere, la mujer y su perfil en la sociedad ha sido casi que sistemáticamente invisibilizado, marginado, desechado, menospreciado y emasculado de los registros de importancia que referencien sus aportes (trascendentales) en la evolución universal; por lo tanto, no entraremos a hacer una gran introducción sobre aquello, pues, se asume tímidamente que usted, señor lector, en su diario vivir, ha podido ver manifestado alguno de los rasgos anteriormente mencionados.


En alguna oportunidad, mientras se llevaba a cabo una de las sesiones del grupo de estudio Identidades en Trans-Formación GEIT, uno de los asistentes -amigo cercano del colectivo Calleshortbus- nos hizo partícipes de una reflexión personal que serviría, posteriormente, para la elaboración de este ejercicio, que sin demasiadas pretensiones resalta, por lo básico de su tesis, el desconocimiento y la ingenuidad con la que muchas veces asumimos nuestras realidades: “El génesis de lo que hoy por hoy conocemos como Homofobia, Transfobía, Bifobía y someramente la Lesbofobía” .


Las cosas siempre pueden ser mejor dichas y explicadas, y entre más sencillas se digan, mejor será el entendimiento de aquel que necesite ponerlas en práctica. -Esa es nuestra tesis-, y ha sido ella precisamente la que hemos intentado plasmar a lo largo de nuestra historia como colectivo, y esta ocasión, por supuesto, no será la excepción.


Tenemos claro que una de las características más representativas del hombre gay en la sociedad moderna es el afeminamiento. O al menos en este respecto, debemos referirnos a él como el elemento más utilizado para lograr la caricaturización del hombre sexualmente diverso que tanto conocemos y nos divierte.


Partiendo de la anterior premisa, jugaremos a cuestionarnos sobre el rasgo de estos sujetos que en la práctica llegan a convertirse en el dispositivo que activa la incomodidad o la prevención de las personas que conviven cerca a ell@s.


Al parecer, después y muy a pesar de los innumerables intentos de los grupos feministas por deconstruir el imaginario sobre lo femenino en la sociedad contemporánea, los hombres y las mujeres de hoy, de una manera más sutil, pero igual de contundente que en el pasado, (pues penetran en el fondo de las fibras mentales), continúan vinculando lo femenino con lo inferior, débil y por ende con lo marginable.


Como dijo nuestro amigo en aquella ocasión; “La homofobia se acabará cuando se eliminen el menosprecio y la discriminación hacia la mujer”. Suena obvio, y de hecho lo es, pero debemos recordar que lo obvio se naturaliza, y lo que se naturaliza se convierte en realidades inamovibles.


Un hombre gay (afeminado) o “partida” como peyorativamente se les llama, es un “hombre” que asemeja su comportamiento a lo que socialmente conocemos como el comportamiento de las mujeres. Entre más “partida” más mujer; y entre más mujer, directamente proporcional será el grado de la crítica, la prevención, discriminación y violencia hacía estas personas.


Por su lado, un Gay masculino es criticado solamente por el acto reprobable de dejarse penetrar por otro hombre, o por acostarse con otro hombre como si fuera hembra (discurso cristiano); pero es tolerable, en cuanto lo reprochable se mantiene inmerso en el plano de “lo íntimo”. En cambio, un gay afeminado se ve enfrentado no solo a la misma crítica del anterior caso, si no que además debe sortearse la crítica social desde lo público; el reproche colectivo por portarse deliberadamente como un elemento históricamente débil, inservible y que nunca utiliza, sino que debe estar sujeta a ser utilizada. La reflexión fue básica, pero no creemos que alguien niegue su trascendentalidad.


Los movimientos en pro del reconocimiento de la mujer y de la igualdad en relación al hombre, no solo luchan por su causa, sino que colateral y transversalmente facilitan el trabajo de aquell@s que promovemos la igualdad de derechos en todos los ámbitos.


¿Y las Lesbianas?


Con esas mujeres divinas sucede un caso particular. La lesbiana femenina, al tener sexo con otra mujer “juega a ser lesbiana” y como juego, pronto acabará ansiosa y aburrida corriendo detrás de su contraparte genital, el aparato aquel perfectamente diseñado por el dios omnipotente para efectos procreativos. El falo de su gran macho.


Cosa distinta pasa con la lesbiana masculina y decididamente diversa a nivel sexual. Aquella peyorativamente asociada con camiones o harinas de maíz para hacer arepas. Ella se mira como a una “mujer” sospechosa o temible, pero que socialmente también se legitima en cuanto su carácter fuerte (característica asignada al hombre) la lleva a ganarse el respeto y el espacio en una sociedad esencialmente machista y misógina.


Lo dicho esta dicho y lo hecho está hecho como dijo Shakira en su canción. Pero lo que no debemos permitir perpetuarse en el inconsciente de los que vienen detrás, niños y niñas, es el imaginario despreciable que nos convierte en maquinitas productoras de prejuicios y de discriminaciones por doquier.


Amén


Christian Howard

Colectivo Calleshortbus

Por una Heroica Abierta a las Disidencias



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Dice un autor q la cultura es una urdimbre (conocimiento hace poco adquirido -y que quizas pueda servir-) en la cual se entretejen toda suerte de significados y significaciones que en ultimas terminana por permerar nuestras for mas de ver-comprender le mundo.

Sinembargo, son los medios que potencializan los mensajes, que desde hace tiempo, se han venido trans-mitiendo. Entonces, el imaginario de mujer y de lo que ella representa esta ligado a lo q culturalmente se entiende de ella. De sus roles, sus espacios y sus representaciones.

En tanto, dicha urdimbre, temina por engendrar historias que van pasando de una generacion a otra, y que en muchos casos, estan por encima de la voluntad individual, puesto que, desde la colectividad se empieza a construir una memeoria que se hace comun a todos.
Att: Sindulf.

José Martínez dijo...

Muy buen logrado este texto. Gran parte de lo que dices es cierto y lo vemos a diario en el trato a los demás, así como te decía en el FB, los gays NO afeminados han dado pasos agigantados, ya que no son tan criticados como los afeminados.

Un abrazo !!

Anónimo dijo...

Es muy común encontrar expresiones cotidianas como: “no importa que seas marica, pero compórtate como hombre” o “ yo no le hablo porque es muy mujer” o “yo no me le acerco porque me boletea”. Este tipo de expresiones demuestran que no solo en el pensar común está arraigada la idea de la mujer como un ser inferior, sino también en la propia comunidad disidente sexual. Este tipo de texto invita a que nos quitemos esa idea de la cabeza y empecemos por nosotros mismos a eliminar los factores que influyen en la falta de reconocimiento ante la sociedad, felicitaciones.
ATT ROCO, medico disidente

Anónimo dijo...

Este artículo me parece muy crudo pero muy real a la vez, yo le añado algo más a este artículo y es la discriminación del mismo grupo Gay a toda persona afeminada o a esas lesbianas con apariencia de machito, pero hay que ser claros, creo desde mi perspectiva no sé si es un poco ignorante, pero cuando uno gay se fija en otro gay lo primero que se fija uno es su apariencia varonil, eso que a la vez enamora y que lo engancha, pero bien qué más da si pedimos que no nos discriminen, tenemos que empezar por uno mismo por entender que no todos debemos ser iguales a los demás y que detrás de nuestra imagen se esconde un ser humano que vive, siente que sueña y que también tiene sus necesidades.
Líbero

Anónimo dijo...

Este artículo me parece muy crudo pero muy real a la vez, yo le añado algo más a este artículo y es la discriminación del mismo grupo Gay a toda persona afeminada o a esas lesbianas con apariencia de machito, pero hay que ser claros, creo desde mi perspectiva no sé si es un poco ignorante, pero cuando uno gay se fija en otro gay lo primero que se fija uno es su apariencia varonil, eso que a la vez enamora y que lo engancha, pero bien qué más da si pedimos que no nos discriminen, tenemos que empezar por uno mismo por entender que no todos debemos ser iguales a los demás y que detrás de nuestra imagen se esconde un ser humano que vive, siente que sueña y que también tiene sus necesidades.
Líbero